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Dulces sueños… Cómo trabajar las pesadillas con los niños en terapia.

  • Diana Tomaino de la Cruz
  • 1 ene 2017
  • 5 Min. de lectura

En estas fechas del año, cuando los más pequeños de la casa están de vacaciones y son los protagonistas, considero que es un buen momento para pararnos a reflexionar sobre aquellas dificultades que más les afectan a ellos.

Una de esas dificultades son las parasomnias; en concreto las pesadillas.

En primer lugar, algo esencial es entender que son estos trastornos. Las parasomnias son trastornos del sueño que no implican una alteración de los procesos responsables de los estados de vigilia y sueño en sí mismos, sino la aparición de fenómenos físicos o conductas no deseables que ocurren predominante o exclusivamente durante el sueño.

En este artículo voy a centrarme en describir en qué consisten y cómo intervenir en las pesadillas. Pero, antes de hacer esto, considero necesario saber distinguir correctamente las pesadillas de los terrores nocturnos, ya que no son lo mismo, por lo que definiré brevemente ambos de cara a facilitar un buen diagnóstico diferencial:

Terrores nocturnos

Los terrores nocturnos se caracterizan por un despertar brusco desde la fase N3 (sueño profundo), durante el primer tercio de la noche, acompañados de una respuesta autonómica y conductual de intenso miedo.

El niño se muestra muy agitado, asustado y confuso, gritando o llorando, con síntomas autonómicos (hiperventilación, taquicardia, sudoración y midriasis), y puede existir un trastorno del comportamiento y deambulación e incluso puede llegar a lesionarse. El episodio dura unos minutos y termina de manera espontánea con el niño volviendo a dormir. El niño no responde a estímulos externos y no suele recordar el episodio.

Pesadillas

Las pesadillas son ensoñaciones aterradoras, que ocurren durante el sueño REM y que generalmente provocan que el niño se despierte.

Los episodios suelen iniciarse entre los tres y los seis años, entre los seis y diez años es cuando se observa la máxima prevalencia y a partir de dicha edad la proporción de niños que sufren pesadillas disminuye progresivamente.

Se caracterizan por ensoñaciones largas, elaboradas, complicadas, con aumento progresivo de sensación de terror, miedo o ansiedad.

Típicamente el niño se despierta muy asustado y totalmente alerta y describe con detalle que ha tenido una ensoñación muy angustiosa y aterradora. No siempre el niño se despierta, pero sí se acompañan al menos un recuerdo tardío de sufrimiento durante el sueño.

El contenido varía con la edad, con una tendencia cada vez a ser más compleja. La descripción de la ensoñación es simple y corta en niños preescolares, incluyen monstruos y otras criaturas imaginarias terroríficas, mientras que los niños mayores suelen describir argumentos más complejos, relacionados con alguna película, programa de televisión o alguna experiencia perturbadora que han sufrido durante el día.

La respuesta vegetativa es mínima; puede haber sudoración o una leve taquicardia.

Los episodios suelen ser de corta duración, aunque después de despertarse el niño continúa teniendo miedo, con dificultad para volver a dormir, aunque por lo general es posible calmarlo fácilmente.

En algunos casos los niños desarrollan aversión al momento de irse a dormir, debido a que asocian el sueño a las pesadillas.

Como puede verse, hay diferencias claras y cruciales entre ambos trastornos que ayudan al diagnóstico correcto de las pesadillas o terrores.

Una vez hecho el diagnóstico correcto, en el caso de que el paciente sufra pesadillas es importante intervenir de una forma correcta y adecuada con todos los miembros de la familia para que el pequeño no se vea afectado más de lo debido.

Tratamiento

Las diversas técnicas psicológicas propuestas para el tratamiento de las pesadillas se agrupan en técnicas conductuales, técnicas cognitivas y técnicas de desactivación.

  • Técnicas conductuales: desensibilización sistemática y técnicas de exposición.

  • Técnicas cognitivas: técnicas de modificación del contenido del sueño y técnicas de afrontamiento de la pesadilla mientras ocurre.

  • Técnicas de desactivación: estrategias de relajación e hipnosis.

Hoy voy a centrarme en dos de las técnicas que han demostrado, por el momento, una gran eficacia en el tratamiento de este problema:

Imagery rehearsal therapy:

Ha sido la más investigada en relación al tratamiento de las pesadillas. Esta intervención se basa principalmente en cambiar la pesadilla en la manera en que se desee, describiéndola por escrito o dibujándola de manera detallada.

Esta intervención ha sido utilizada en niños y adolescentes, con y sin trastorno por estrés postraumático.

Las conclusiones que se extraen de estos estudios indican que la introducción de un final triunfante en las pesadillas es más eficaz que el solo repaso del sueño en la imaginación. En jóvenes con pesadillas y sin trastorno de estrés postraumático, mediante esta intervención se consigue reducir la frecuencia de las mismas.

En aquellos adolescentes con pesadillas y trastorno de estrés postraumático, la terapia de ensayo en imaginación consigue reducir el malestar asociado, y puede que quizás también la frecuencia de las pesadillas.

Acerca de la terapia de ensayo en imaginación, algunos autores consideran que una estrategia útil puede ser pedir al niño que dibuje o describa la pesadilla, según la edad, con ayuda de los padres, cambiando el final de la misma, de manera que con este nuevo final el niño se sienta seguro.

Hipnoterapia:

Se ha informado de casos aislados de niños con pesadillas, miedo a dormir y a la oscuridad que han respondido satisfactoriamente a técnicas de hipnosis.

Se ha demostrado en diversas ocasiones como las sugestiones hipnóticas y los procesos que lleva a cabo el cerebro cuando se encuentra en estado de trance hipnótico permiten que se generen cambios más profundos y duraderos que mediante otras técnicas de intervención. Por este mismo motivo, en este tipo de trastornos, una vez más, la hipnoterapia es una opción de tratamiento que de nuevo destaca por sus ventajas.

Se pueden usar técnicas hipnóticas para generar un lugar seguro en el que el niño pueda sentirse tranquilo. Desde ahí, se re-experimenta la pesadilla en estado de trance pero permitiendo, de forma guiada, que el niño cambie el final de la pesadilla convirtiéndose a el mismo en protagonista triunfal de la situación.

Esto permite al paciente vivirse a si mismo en control de lo que era su pesadilla y puede cambiar lo que le daba miedo. Todo esto deja que el niño se empiece a entender a si mismo de una forma distinta y potencia su sentimiento de eficacia, aumentando así su autoestima y reforzando su autoconcepto.

Ambos tipos de estrategias son parecidos y han demostrado una gran eficacia en el tratamiento de las pesadillas con niños y adolescentes.

Espero que este pequeño paseo por lo más oscuro de los sueños de los pequeños os sea de utilidad para ayudar a todo vuestros pacientes a que tengan cada noche la mejor de las aventuras…!

¡FELIZ AÑO 2017!

Diana Tomaino de la Cruz.

Bibliografía:

  • Kohen, D.P. y Olness, K. (2011). Hypnosis and Hypnotherapy with Children. FOURTH EDITION. ROUTLEDGE.

  • Ministerio de sanidad, política social e igualdad. Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria(2011). Ministerio de ciencia e innovación.


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